
Traders Que Pierden y Traders Que Mienten
Lo confieso: PIERDO. Más de lo que quisiera y con mayor frecuencia de la que me gustaría. Entre otras razones, porque las pérdidas son parte integrante de cualquier estrategia o sistema.
No hay sistema ni método infalible de trading. Es más, ni siquiera los sistema con menos fallos acaban siendo los más rentables por definición. Sistemas con un bajo nivel de trades positivos [o, lo que es lo mismo, con stop loss muy ajustados a las entradas] pueden ser tremendamente productivos en cada una de su escasas entradas positivas.

Así que, desvelado el misterio: TODOS los traders de a pie [o sea, tú, yo y TODOS los demás], sufrimos reveses, a veces merecidos, a veces no tanto.
Ahí es cuando debes recordar el viejo adagio bursátil que dice que hay dos tipos de traders: los que pierden y los que mienten. Apúntame entre los primeros.
Dediquemos, para variar, un par de reflexiones a las pérdidas, que es algo que se tarda tiempo en aprender a gestionar y de lo que veo que casi nadie quiere hablar. A nadie le gusta perder, pero deberás acostumbrarte, porque a todos nos pasa a menudo.
Por evidente que sea lo que ahora diré, hay dos tipos de pérdidas: las pequeñas y las grandes; y antes o después nos tocarán de ambos tipos. Nuestro éxito en el trading dependerá de la proporción entre ambas. Si queremos sobrevivir deberemos tener muy pocas de las grandes para poder sufrir muchas de las inevitables pequeñas.
Las grandes pérdidas son hijas de los grandes errores. Y cuanto mayor el error, mayor la pérdida. Empecinarse en algo; llevarle la contraria al mercado; retirar un SL bien puesto; entrar al calor de un calentón jaleado por bocazas; perseguir el precio hasta comprar en máximos… En resumen [y en la mayor parte de los casos], pura y simple inexperiencia. Y todos hemos pasado por ahí.
Las grandes pérdidas son hijas de los grandes errores. Y cuanto mayor el error, mayor la pérdida.
Si sirve de ejemplo, mi mayor pérdida se produjo al finalizar una operación de futuros y cerrar la plataforma sin advertir un stop olvidado.
A la mañana siguiente descubrí con pánico que durante la noche se había ejecutado esa orden huérfana y el activo estaba mucho más allá de lo que hubiera deseado. Un olvido que se llevó en una sola operación los beneficios duramente trabajados de todo un trimestre. Pero pudo haberme fundido la cuenta cosa que, por suerte, no sucedió.
Un simple olvido. Por puro cansancio. Por las prisas de cerrar la plataforma. Un GRAN error.
Recuerda que es imposible matar a nadie a pellizcos, pero basta con una sola estocada para acabar con él.
En general, las pequeñas pérdidas son las que asumimos cerrando posiciones en negativo (generalmente vía stop loss) porque nuestro escenario previsto no se ejecutó, ya fuera porque no lo identificamos correctamente o porque un hecho inesperado [noticia, declaración, accidente o suceso] giró el mercado y quebró nuestras expectativas.
Esas pérdidas cotidianas también duelen pero, poco a poco, a fuerza de repeticiones, la piel se va endureciendo y, al cabo de los años, acaban resultando prácticamente indoloras. Se asumen como parte de la operativa. Recuerda que es imposible matar a nadie a pellizcos, pero basta con una estocada para acabar con él. Así que si quieres sobrevivir, tu vida de trader deberá estar llena de molestos y continuos «pellizcos»
Al principio y mientras te acostumbras a esa tortura, no haces más que generar bilis… ¿No sería mejor poner mi dinero a plazo y dejar de romperme el coco y de llevarme disgustos?
Afortunadamente, soy un lector insaciable y, ya saben, el azar muchas veces pone en tus manos el texto que necesitas en cada momento. Así que, cuando tengas el bajón puedes hacer dos cosas: o te lo replanteas y te abres una cartilla a plazo de las de toda la vida, o recupera este post y lee a partir de este punto.
Así que si quieres sobrevivir, tu vida de trader deberá estar llena de molestos y continuos «pellizcos»
Una vez le preguntaron a Michael Jordan, el más grande jugador de básquet de todos los tiempos y uno de los mejores deportistas de la historia sobre las claves de su éxito [sí, realmente la pregunta no era muy original]. Pero esta vez la respuesta superó cualquier expectativa.

El alero de los Chicago Bulls contestó: “He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera, y he perdido casi 300 juegos. Veintiséis veces, me confiaron lanzar el tiro decisivo que ganaba del partido, y lo fallé. He fallado una y otra y otra vez en mi vida. Creo que es por eso por lo que, al final, he acabado teniendo éxito”.
Y ahora, si me lo permiten, me voy a estudiar un rato por qué invertí en algo que estaba a punto de perder casi un 10% en un solo día para que no me vuelva a pasar en mucho-mucho tiempo.