Muchas veces me planteo la inutilidad de mis post. Son como bichitos efímeros que, aparecen, viven algunas horas de frenesí para desaparecer inmediatamente en el fondo del blog y no volver nunca más. A veces pienso: «¡con lo que cuesta redactar un post, más me valdría dedicar ese tiempo en mejorar un sistema o programar alguna nueva herramienta!»
Y, sin embargo, aquí me tienen: martilleando otra vez en hierro frío. Persistiendo una y otra vez sobre las mismas ideas con una tozudez casi patológica.
Vuelvo de vacaciones, forzosamente cortas y próximas, imagino que como las de la mayoría. Me encuentro con un mail [uno de los muchos]. Alguien me pregunta sobre un indicador concreto: «¿qué pasaría si hiciera esto o aquello?»
Como es amable, le respondo de forma amable, aunque no me puedo contener y twiteo la que habría sido mi respuesta general real:
Sinceramente me cuesta comprender por qué razón a alguien le satisfaría más una respuesta mía que hacer la comprobación por sí mismo.
Me recuerdan que hay quien me tiene por un «referente«. ¡Al carajo con eso! ¡Yo NO lo quiero! Sólo me faltaría que me tomaran por una especie de «guru» al que no se le discute y con palabra de autoridad. Eso va completamente EN CONTRA de TODO lo que siempre he defendido.
Para NADA, queridos. Me equivoco MÁS que nadie porque asumo continuamente el riesgo a equivocarme al probar cosas nuevas. Y, generalmente NO funcionan. Aunque, afortunadamente, a fuerza de intentarlo, algunas sí acaban funcionando.
Sinceramente me cuesta comprender por qué razón a alguien le satisfaría más una respuesta mía que hacer la comprobación por sí mismo.
Por mucho que lo repita, como es una opinión «contra tendencia», parece que ni cuaja ni se entiende, pero precisamente esa es la razón de que me resista a crear «manuales» de uso de mis herramientas: quiero que la otra mitad del trabajo la hagáis vosotros, como usuarios. Que explores, que investigues, que compruebes para qué uso concreto te sirve cada herramienta. O, si no le sirve para ninguno, que la descartes.
Lo sé. Hay gente que las descarta en los 5 primeros minutos. Si no lo ve todo claro al primer compás, tira la toalla y sentencia «que no funciona». Y me parece ESTUPENDO, porque ni la diseñé ni la compartí para ESE TIPO de usuario. Ese es el trader al que, como un polluelo, sólo espera que le traigan la comida y se la dejen caer en el pico. No, no las compartí para ellos.
Desde mi personal punto de vista un indicador o un proscreener es una herramienta básica, capaz de diferentes usos alternativos dependiendo de nuestra forma de operar o del tipo de trading que pretendamos en cada momento.
En general, diseño mis herramientas para mi propio uso. Si con el tiempo veo que son útiles y mejoran mis resultados, las comparto. Pero eso quiere decir que algunas han sido diseñadas para su uso en acciones, en temporalidad diaria y para swing trading (entre 3 y 20 sesiones, aproximadamente). Otras las diseñé específicamente para mi operativa en derivados, especialmente índices, e intradías.
Los traders que las usan con éxito tienen (como mínimo) un mérito IGUAL al del humilde diseñador que escribió el código.
Si yo hubiese manifestado que una herramienta determinada fue diseñada para usarla en un tipo determinado de activo y para una concreta temporalidad [algo completamente cierto], la mayor parte de usuarios habrían descartado de entrada probarla en cualquier otro, lo que el tiempo ha demostrado que es un completo error.
Muchos usuarios han sido tan amables de informarme de como utilizaban mis indicadores en activos, temporalidades y con métodos absolutamente insospechados para mí, muy distintos del mío propio, pero con gran éxito. Evidentemente, algunos otros me han manifestado que no les han llegado a sacar el partido esperado [generalmente por comparación con otro trader que sí lo ha hecho].
Y, ¿por qué? Es evidente que la cualidad de una obra de arte no se basa en la calidad de cinceles, brochas o tinta para escribir la partitura, sino en la habilidad y talento del artista. Pero seguro que los mejores artistas no trabajaban con herramientas de la peor calidad, sino de la mejor, para obtener esos resultados.
Diseño indicadores complejos y ricos en señales, porque dan oportunidades para la mayoría de traders y en la mayor parte de casos.
También en el trading, el talento es el propio de cada cual, pero lo básico es la técnica y los materiales y/o herramientas.
En poco se parece el trading de una acción de un mercado europeo para largo plazo, buscando señales en gráfico semanal, al scalp fulgurante en un SP500 de movimientos salvajes. Y, sin embargo, conozco traders que utilizan la misma herramienta en uno y otro caso. El truco es que LA LEEN de forma diferente. La han trabajado y han aprendido a descifrar en ella esas señales que les dan una ventaja sobre el mercado en cada caso. Y sí, son señales DIFERENTES en ambos casos. Por eso diseño indicadores complejos y ricos en señales, porque dan oportunidades para la mayoría de traders y en la mayor parte de casos.
Diseño mis herramientas para mi propio uso. Si con el tiempo veo que son útiles y mejoran mis resultados, las comparto.
Hoy por hoy sigo pensando que los traders que usan mis herramientas con éxito tienen (como mínimo) un mérito IGUAL o mayor al humilde diseñador que escribió su código.
Por eso respeto su búsqueda y su trabajo. La mayoría nunca me preguntaron «qué pasaría si hago esto». Lo hicieron y comprobaron qué pasaba.
Hay algunas piezas del puzle del trading que, definitivamente, parecen no encajar nunca. Desde que hace ya unos cuantos años me interesé por el estudio de los Mercados, hay algunos aspectos contra los que topo violentamente. Temas [para mí] inabordables y que me dan mucho que pensar.
El trading está repleto de falsas verdades, comúnmente aceptadas, pero que no resisten ningún estudio serio y pormenorizado
Primero culpé a mi desconocimiento, luego a mis problemas de enfoque. Sin duda sigo sin saber muchas cosas, y sigo sin saber enfocar otras tantas, pero algo más falla y ya empiezo a considerar que está en el propio sustrato.
Lo voy a enunciar hoy claramente [una vez más] para que los puristas me lapiden públicamente, pero creo que en el trading [en general] está repleto de falsas verdades, comúnmente aceptadas, pero que no resisten ningún estudio serio y pormenorizado. El método científico, la lógica y algunos postulados del trading no parecen llevarse nada bien. Algunas falsas verdades que [y perdonen la brutal sinceridad] los traders de a pie seguimos como corderos camino del matadero.
Ya hace mucho que enuncié mi propia forma de trabajo: la del desaprendizaje. Está bien que todo el mundo considere que las cosas son así pero déjenme que, una vez las aprenda, las compruebe por mí mismo, por si acaso. Ese es un camino largo, penoso y tortuoso, pero que sin duda nos lleva a edificar siempre sobre cimientos más firmes que darlo todo por cierto simplemente porque alguien lo dijo hace 5 o 50 años en un libro o en una conferencia.
Aprendo para «desaprender«, para comprobar si las cosas son realmente así o sólo lo parecen, aunque lo parezcan por consenso muy mayoritario. Aunque lo parezcan por indiscutible tradición.
Les voy a poner sólo un ejemplo de a qué me refiero. Muchas veces, en el trading, algo se convierte en una verdad absoluta e indiscutible sólo porque quien lo dice ganó mucho dinero [o eso creemos] y explica en un libro que lo consiguió así [o eso dice él]. Esto es conocido dentro del mundo de la lógica como una Falacia Argumentum ad verecundiam o de «argumento de autoridad«, que se basa en defender algo con la única razón de que quien lo afirma tiene autoridad en la materia [en nuestro caso, porque ganó dinero].
Aprendo para «desaprender«, para comprobar si las cosas son realmente así o sólo lo parecen, aunque lo parezcan por consenso muy mayoritario. Aunque lo parezcan por indiscutible tradición.
Evidentemente, las cosas no son como son porque alguien lo diga, sino porque se demuestre realmente que lo son. Tampoco dejan de serlo porque quien lo diga sea un pelagatos, como yo. La Ciencia y la Filosofía tienen estas mismas reglas [lo siento] y si tuviera tiempo [y a alguien más interesase] intentaría demostrarlo con algunos ejemplos más.
La buena noticia [al menos para mí], es que algunas cosas en las que trabajo sí que encajan. O sea, que no creo que todo sea falso ni falaz.
Trabajo para arrojar las ideas contaminadas lejos de mis diseños y herramientas, aunque no siempre lo consiga. Quizás lo consiga o quizás no pero ¿qué voy a perder por intentar cometer mis propios errores en lugar de andar perpetuando los de otros?
El desafío es apasionante, enriquecedor y, si se consigue, oculta un premio magnífico. Y, si no, todo ese conocimiento será aplicable a otros desafíos profesionales.
¿Qué voy a perder por intentar cometer mis propios errores en lugar de andar perpetuando los de otros?
En este punto no se trata tanto de diseñar complicados algoritmos sino, simplemente, de separar el grano de la paja o, si lo prefieren, la señal del ruido.
La sabiduría popular dice que «los consejos son gratis porque no valen nada«. No sé dónde lo leí, pero se me quedó grabado. Así que no vengo a aquí a pontificar, sino con voluntad de ayudar a cometer algún error menos de los muchos que yo he cometido [y sigo cometiendo] a lo largo de los años. Si a alguien le sirve algo de lo siguiente, bien estará.
Alguien me preguntaba hace unos días:
Para quien comienza en el trading, ¿es recomendable hacer algún curso o ves factible llegar a operar bien siendo autodidacta?
Excelente cuestión. Yo creo que depende de las aspiraciones de cada cual. Si uno pretende ser un buen trader aficionado [pero podría servir también para astrónomos o naturalistas amateurs], una formación autodidacta de tiempo libre con algún tipo de formación ocasional, imagino que es lo adecuado. Pero si se pretende ser astrónomo [o trader] profesional, y ganarse la vida con ello, seguramente el camino es una amplia formación dirigida.
Claro, que empezar por lo primero y avanzar hacia lo segundo es una prudente posibilidad. No imagino a nadie aspirando a ser naturalista profesional sin haber capturado y catalogado antes todos los bichos de su jardín, barrio y comarca.
En la formación en trading se da una máxima: deberás poner tiempo, esfuerzo y dinero. Entre las tres sumarán siempre el 100% y tú deberás elegir la proporción de cada una de ellas.
Yo he hecho ambas cosas: soy MUY autodidacta pero también he asistido a cursos y seminarios. Y siempre se avanza MUCHO MÁS DEPRISA aprendiendo de alguien. La formación autodidacta es más lenta y laboriosa.
En la formación en trading se da una máxima: deberás poner tiempo, esfuerzo y dinero. Las tres sumarán siempre el 100% y tú deberás elegir la proporción de cada una de ellas.
Acabaré por con un par de ideas que creo que creo pueden ser útiles.
Cada vez que pierdo la paciencia, pierdo pasta
La primera: aunque cada cual puede tener su propia visión del tema, si tuviera que compararlo con un deporte, el trading creo que se parece bastante más a una carrera de fondoque a una de velocidad, y más a la pesca que a la F1.
A los que les conviene dar esa imagen de velocidad y vértigo es a los que viven [directa o indirectamente] de las comisiones operativas. No operes deprisa; opera bien. Lo que importa no es la cantidad, sino la calidad de tus operaciones. Pocas, si buenas, está bien [aunque los brokers me odiarán por decir esto].
La paciencia es una de las claves de este negocio. Cada vez que pierdo la paciencia, pierdo pasta; porque una buena operación acaba convirtiéndose en mala. Y yo, que me tengo por persona paciente, la pierdo demasiadas veces, todavía al cabo de los años.
No operes deprisa; opera bien.
No operes mucho; opera bien.
Y, como corolario de la anterior, el trading no es JAMÁS la solución inmediata a los problemas económicos de nadie. Pretender aprender a operar en los mercados en tres días para ganar dinero a partir del cuarto seguramente es un bonito sueño, pero si lo piensas dos veces te darás cuenta que es poco probable y atenta contra la máxima de la PACIENCIA que antes comentaba.
Si quieres mentir sin pudor, sólo tienes que dar a tus afirmaciones un aspecto matemático o estadístico y todos los matemáticamente idiotas del mundo quedaremos desbordados y sin posibilidad de comprensión ni de réplica. No hace falta ser muy sofisticado. Basta con confiar que la gente es incapaz de manejar un tanto por ciento ni una regla de tres.
Pondremos un ejemplo sencillo. ¿Recuerdan las últimas subidas del IVA?
Cuando el IVA subió del 18% al 21% y subió 3 puntos porcentuales, pero NO subió un 3%, sino que la subida del impuesto fue de un 17%.
Quizás pareciera más benevolente la subida del tipo de IVA del 8% al 10%, pues «sólo» subió 2 puntos porcentuales. Pero este aumento representó incremento en este tramo del 25%.
Otro truco matemático para maximizar o minimizar [según interese en cada caso] los datos es convertirlo en dinero efectivo. Así, si queremos minimizar la subida, pondremos como ejemplo cosas de poco valor. Por ejemplo, en un kg de fruta. Aquellas manzanas que antes costaban 1 € [1,08 € IVA incluido], a partir de la subida pasaban a costar 1,10 €. Dos insignificantes céntimos más.
Por el contrario, si trabajásemos para un medio afín al partido en la oposición y lo quisiéramos maximizar, podríamos poner como ejemplo la compra de un coche de 15.000 €, donde el IVA pasó de los 2.700 € del 18% anterior a los 3.150 € de aplicar el actual tipo del 21%.
Ambos ejemplos son matemáticamente igual de ciertos, pero la sensación creada no es la misma. Lo más «divertido» es que seguramente la recaudación del Estado aumentó mucho más por la acumulación de los céntimos aplicados de fruta que por los de las ventas de coches (recuerden, un 25% sobre un 17% de aumento real).
Cuando el IVA subió del 18% al 21%, subió 3 puntos porcentuales, pero NO subió un 3%, sino que la subida del impuesto fue de un 17%
Para todos aquellos que quieren estar al tanto tanto de las tonterías numéricas publicadas como de las manipulaciones, recomiendo encarecidamente el sitio web Malaprensadedicado a los errores y chapuzas publicados en la prensa española: números equivocados, gráficos incorrectos, fallos lógicos, conceptos erróneos, mala interpretación de estadísticas o de datos científicos.
Somos matemáticamente idiotas, y el problema es que ELLOS lo saben.
Así le llamo yo a uno de mis viejos enemigos íntimos, aunque creo que lo es de casi todos, al menos en nuestros principios. Es esa ansiedad que te atrapa cuando la vela traspasa la resistencia y la ves crecer de manera casi incontenible.
«¡Se va, se va sin remedio!» piensas, «¡se escapa y no volverá!» y te lanzas locamente a comprar a mercado. En mi caso era como si un diablillo burlón me sacase la lengua desde un último vagón tras el que yo corría sin poder nunca alcanzarlo.
Eso que puede pasar en un minuto, en una hora o en un día, invariablemente acaba siempre del mismo modo: compramos y, no sabemos por qué extraño embrujo, la cotización se frena, la vela se gira y empieza el descenso. ¡Compramos en máximos! Y ahí estamos, empapelados, en bajada y con cara de tontos. Y el maldito diablo muerto de la risa.
Entonces te das cuenta que no era el último tren y que el demonio burlón, ese que siempre opera en nuestra contra, te ha vuelto a timar.
¡Compramos en máximos! Y ahí estamos, empapelados, en bajada y con cara de tontos. Y el maldito diablo muerto de la risa.
No hay últimos trenes. Jamás los hay. Siempre hay otro buen momento para comprar. Y si ese tren se fue, no corras tras él y espera al próximo. A mí me costó aprenderlo. Pero, al final, ese pequeño diablillo acabó enjaulado. Sigue gritando, pero he aprendido una palabra mágica para hacerlo callar: «pull back«.
Un empirista es aquel que necesita de la experimentación y de la experiencia. Por su lado, pragmáticos son aquellos que se convencen porque algo funciona en la práctica.
En el ámbito del trading, un pragmático seguiría un sistema sin necesitar saber en qué se basa, mientras que un empirista se preocuparía en entender cómo y por qué funciona.
No importa tanto qué sea mejor, sino que sepas de qué tipo eres TÚ.
Si eres pragmático, busca sistemas de recambio; si eres empirista, desarróllalos.
Hay quien se acerca a la Bolsa con la ilusión de obtener rápidamente grandes beneficios. Si es tu caso y quieres seguir soñando, lo mejor es que NO leas lo que sigue.
Diré obviedades, de las que un niño de primaria podría entender.
Para obtener GRANDES beneficios debes asumir GRANDES riesgos. Grandes riesgos implica apostar cantidades importantes a situaciones improbables. Cuanto mayor sea la cantidad y menor la probabilidad, mayor tu beneficio.
Por ejemplo, imaginemos que invertimos 1.000 euros a una situación con una probabilidad de 1/100. El premio será el de convertir mil euros en 100.000 euros en una sola jugada.
El problema es que eso ocurrirá sólo en 1 de cada 100 ocasiones, con lo en que las otras 99 ocasiones perderás los mil euros.
Para obtener GRANDES beneficios debes asumir GRANDES riesgos. Grandes riesgos implica apostar cantidades importantes a situaciones improbables.
Voy a ser generoso y voy a considerar que lo conseguiste. ¿Tomarás tu dinero y te retirarás del juego, o buscarás repetir tu suerte?
Por si faltaste ese día a clase, te recordaré que la probabilidad de repetir dos veces consecutivas una apuesta de riesgo se obtiene de la multiplicación de ambas. Así, la posibilidad de ganar dos veces consecutivas una apuesta con una probabilidad 1/100 es de 1/10.000; o, lo que es lo mismo, del 0,01%
La probabilidad de repetir dos veces consecutivas una apuesta de riesgo se obtiene de la multiplicación de ambas probabilidades.
La alternativa de muchos traders novatos es la de especular con valores de muy poco precio [centimeros o chicharros], que a poco que se muevan, generan importantes variaciones porcentuales.
El problema con ellos es que si su precio es tan bajo, es porque generalmente su valor también lo es, y lo más probable es que siga bajando. Si invertimos, digamos, 1.000 euros en uno de esos valores, igual que puede ganar en muy pocas sesiones un 50%, puede perderlo.
Y, eso representa una pérdida de 500 euros. Desde ese punto, deberemos esperar que recupere un 100% de su valor [doble] sólo para RECUPERAR el valor de nuestra inversión inicial.
Que un valor pierda el 50% (la mitad) de su valor no es fácil, pero que después recupere un 100% (el doble) es francamente difícil.
Así, pues, la estadística está contra los planteamientos más pedestres de enriquecimiento rápido en la inversión. Creo que es bueno recordarlo. Y, a partir de ahí, que cada cual tome sus propias decisiones.
Un amable lector me pedía que le aconsejase algún indicador para trabajar en barras de X minutos. Bueno, he intentado explicarle que eso es muy complicado, pues depende del tipo de activo, de su sistema, de sus preferencias… Al final me ha parecido que la mejor manera de ayudarle era explicándole mi particular «prueba del algodón» aplicada a los indicadores.
Partamos de la premisa que no hay indicador infalible, aunque la mayoría sean útiles si los utilizamos dónde y cuándocorresponde. Pero, ¿cómo saber si un determinado indicador ofrece buenas prestaciones en un activo y temporalidad concreta? Pues nada más fácil que con la «prueba del algodón«.
Este sistema es tan rápido como útil para evaluar cualquier indicador por cualquier trader, por poco preparado que se sienta. Se basa, simplemente, en abrir un gráfico, incluir en el mismo el indicador/ores que deseemos verificar y comprobar sobre su histórico si han dado buenas señales en el pasado inmediato. Si lo han hecho, es muy probable que lo sigan haciendo en el futuro. Y si dudas entre más de un indicador, compáralos sobre el mismo histórico y decide cuál se comporta mejor.
Partamos de la premisa que no hay indicador infalible, aunque la mayoría sean útiles si los utilizamos cuándo y dónde corresponde.
No te fies de los gráficos publicados en libros o webs en los que, generalmente, se muestran casos muy escogidos. No. El indicador que quieras verificar sobre el activo y temporalidad que tú elijas, en el momento actual y sobre el histórico inmediatamente anterior. Eso sería la «prueba del algodón«.
Así de simple y así de fácil es evaluar indicadores a vuelapluma. Ahora ya sabes cómo decidir por ti mismo y de manera objetiva si mis indicadores [o los de cualquier otro] son más o menos adecuados para tus propósitos o necesidades.
Si alguien compra y vende patatas, es un honrado comerciante, completamente respetable. Si, por el contrario, compra y vende acciones en la bolsa es un depredador económico, un vilespeculador.
Y yo me pregunto, ¿quién es el artífice de esta línea de pensamiento? ¿A quién le conviene que nos ocupemos de nuestras patatas y que les dejemos a «ellos» en exclusiva las acciones y los mercados? Me gustaría saberlo, aunque intuyo la respuesta.
¿No les parece más probable que en ese futuro [más próximo que lejano] los colegiales tengan que resolver y gestionar más problemas económicos que filosóficos o geológicos?
Quizás sean los mismos que han decidido que es más importante enseñar Filosofía, Historia de la Literatura o Geología a un bachiller [todo ello digno e importante, válgame Dios], pero que se nos pase la primaria y secundaria sin aprender lo mínimo sobre la gestión eficiente de nuestra economía, de nuestro propio futuro patrimonio.
Eso tampoco parece lógico. ¿No les parece más probable que en ese futuro [más próximo que lejano] los colegiales tengan que resolver y gestionar más problemas económicos que filosóficos o geológicos? ¿De verdad son más importante los tipos de cristalización que aprender cómo negociar un préstamo con el banco?
Eso es como declarar [implícitamente] que el común de los mortales no debemos preocuparnos de nuestra salud, y que la abandonemos en manos de los médicos, que para eso están y han estudiado. ¿Lo que no sirve para la salud, sirve para la economía?
¿Acaso deberíamos, en temas de nuestra propia economía, depositar TODA NUESTRA CONFIANZA en los intermediarios financieros, desvelados garantes de nuestro bienestar económico? Así pensaban muchos de nuestros padres y abuelos, y simplemente tomaban lo que les daban. Y, además agradecidos.
Ya ven, que preguntas más estúpidas se me ocurren. Casi que vuelva a plantearme cultivar patatas…