Señalar en la parte derecha el estudio Koncorde y da click en la rueda de configuración
Aparecerá el menú que adjunto en la siguiente imagen
«Live Candle» por defecto esta en «Yes«. Significa que el indicador graficará todos los datos, incluida la vela actual, la que se está formando en ese momento.
Si escoge «No» sólo se graficarán los datos del Koncorde hasta la vela anterior y no tomará en cuenta la vela que esta formándose (cosa que puede resultar algo molesta cuando se trabaja en scalping y temporalidades o ticks cortos)
El resto de opciones son para cambiar otros parámetros como el color de las líneas y el color del sombreado a gusto del usuario.
Me complace anunciar la disponibilidad de Blai5 Koncorde para la plataforma Thinkorswim (ToS), que todos los usuarios debemos agradecer al patrocinio y generosidad de Patricio (@patonet) un hombre comprometido con la educación financiera en LatAm desde su canal de Youtube Webinarios Educativos #TRMX, que les invito a visitar y a participar en sus múltiples eventos y seminarios.
A todos aquellos que os la descarguéis y utilicéis la aplicación os ruego que sepáis agradecérselo, como mínimo con una muestra de respeto y gratitud por compartir y su poner esta versión al alcance de toda la comunidad de usuarios ToS.
En la anterior entrega hablamos por primera vez del intento de definir los mercados como un sistema, básicamente porque la simple comprensión de cualquier problema complejo pasa por definirlo como un sistema lo que, al menos, nos permitirá descartar en bloque posibles métodos de solución o, en una aspiración más modesta, simplemente entenderlo algo mejor.
Hasta este punto ya hemos descubierto algunos aspectos interesantes de este sistema que denominamos “mercados financieros”. Sabemos que es un sistema que intercambia información, lo que nos es muy útil, porque nos permite interaccionar con él. Precisamente por ello también lo podemos definir como un SISTEMA ABIERTO. Y, por si fuera poco, el hecho de intercambiar información también nos permite descubrir que cambia y se modifica a lo largo del tiempo, por lo tanto también es un SISTEMA DINÁMICO.
También descubrimos que es un SISTEMA NO-LINEAL, encuadrado dentro de lo que se conoce como Teoría Matemática del Caos. Eso nos dice que es muy difícilmente predecible y que pequeñísimas variaciones en cualquiera de sus partes o elementos, puede provocar enorme variaciones en todo el conjunto o en algunas de sus partes.
Por ahora sabemos que el sistema «mercados financieros» es abierto, dinámico y no lineal, de tipo caótico.
HORMIGAS Y OTRA VARIABLES
Justo en este punto vamos a tomar una pequeña desviación, que nos va a dar probablemente otra posible característica genérica de este archicomplejo sistema.
Recuerdo que en un día de principio de primavera, después de mi habitual paseo, me senté en un banco. Clavé la vista en el suelo y una cantidad enorme de hormigas andaban atareadas para aquí y para allá.
Yo estaba dándole vueltas a las variables con las que debería enfrentarme para definir el sistema “mercados”. ¿Sería un número finito? ¿Tendería a infinito? ¿Cuántas serían ocultas? ¿Podrían, al menos, definirse por grupos concretos, aunque no pudieran cuantificarse?
Y, en esas, vinieron las hormigas a echarme una mano.
Allí las tenía, a mis pies. A miles. Por decenas de miles, mejor. Unas hacia aquí, otras hacia allá. Las más marcando senderos de ida y vuelta, las menos sin aparente destino. Las unas ocupadas, cargadas. Las otras no. A veces chocándose, pero en un caos aparentemente bien organizado.
Allí estaban todas mis variables, en una danza caótica y de imposible cuantificación. Decenas de miles a la vista y quizás millones ocultas en el hormiguero.
Imaginé que cada hormiga individual era un activo del mercado. ¿Cómo podría predecir el próximo movimiento de cualquier elemento de aquella vorágine de individuos? ¿Siguiendo sólo a ese individuo? ¿Siguiendo al grupo del que forma parte? ¿Descubriendo las leyes que mueven a todo el hormiguero?
Y si quisiera descubrir qué ocurría con todo el hormiguero; cuál era su estado actual o cual su propósito final, ¿cuál sería el camino más correcto?
CONTANDO HORMIGAS PEREZOSAS
Supongamos que fuese capaz de identificar y numerar TODAS las hormigas del hormiguero (o todas las variables del sistema). Podría computar sus movimientos una a una, sus idas y venidas, sus cargas y descargas, sus tareas. Y, todavía más, ¿podría llegar a prever y anticipar sus movimientos?
Recuerdo en este punto que hace un tiempo leí que un estudio así ya había sido realizado por un grupo de científicos, descubriendo (para su sorpresa) que estudiando por separado a sus individuos, una buena parte de las “siempre laboriosas” hormigas realmente eran una holgazanas consumadas, que andaban de aquí para allá sin destino ni provecho [como muchos de los activos en los mercados, añadiría yo].
Allí estaban todas mis variables, en una danza caótica y de imposible cuantificación. Decenas de miles a la vista y quizás millones en el hormiguero.
Pero volvamos al supuesto anterior: ¿analizar TODAS las variables posibles del sistema nos aportaría gran información? Concluí que mucha información, sí; pero seguramente su valor en conjunto fuese irrelevante, en gran parte, por contradictoria. Unas van, otras vienen, unas cargan, otras no, unas salen, otra se quedan…
¿Y si las estudiásemos por grupos? Un estudio de tipo modular [llamémosle sectorial, si pensamos en el mercado]. Describir los distintos tipos de tareas y estudiar como una única variable grupal a todas las hormigas del hormiguero dedicadas a cada determinada labor.
Eso parecería más lógico y asumible. Sin embargo, cómo podemos estar seguros de que no existen interacciones entre grupos, o que los grupos se componen y descomponen, o que forman unidades más o menos fijas en su composición y funciones.
Y, no sólo eso. Qué nos diría sobre el objeto del hormiguero en su conjunto, la tarea puntual de un grupo de obreras, de soldados o de exploradoras. Probablemente continuaremos sin saber su dimensión real, ni siquiera de los grupos que la componen.
Al final llegó hasta mí la inspiración: el hormiguero es un sistema orgánico complejo. NO importa cuantos elementos lo componen, ni cuántos grupos, ni subgrupos, ni sus ocupaciones fijas o momentáneas.
Las variables que lo componen NO TIENEN NINGUNA IMPORTANCIA, porque el ente, el sistema, el organismo en un SUPERORGANISMO. El hormiguero en su conjunto es una unidad, y sus reglas son claras: sobrevivir, reproducirse y expandirse, creando nuevos hormigueros. Las variables que lo componen son irrelevantes porque es un SISTEMA HOLÍSTICO.
El Holismo considera que el «todo» es un sistema más complejo que la simple suma de sus partes constituyentes o, en otras palabras, que su naturaleza como ente no es derivable de sus elementos constituyentes. Postula cómo estos sistemas y sus propiedades deben ser analizados en su conjunto y no a través de los elementos que los componen. Analiza y observa el sistema como un todo integrado y global que, en definitiva, determina cómo se comportan las partes y no al revés.
Las variables que lo componen NO TIENEN NINGUNA IMPORTANCIA. El hormiguero (como el sistema «mercados») es un SUPERORGANISMO.
Hasta ahora sabíamos que el sistema «mercados financieros» era abierto, dinámico y no lineal, de tipo caótico. Ahora sabemos también que es holístico, como lo que el valor de la identificación y estudio de sus partes o variables probablemente sólo nos aportará información parcial y poco relevante sobre el conjunto del sistema. Una vía que sólo un trader 3.0 sabe que no vale la pena transitar. O al menos, dedicar grandes esfuerzos.
Y este es un buen punto donde dejarlo por hoy.
[Si te pareció interesante, gracias por hacer un RT en la RRSS. Así llegará a más gente].
Por si quieres echar un vistazo aquí tienes otros artículos que he dedicado al tema:
Todo problema se define y se resuelve descubriendo a qué tipo de sistema nos enfrentamos.
De Hormigas y Otras Variables
Allí estaban todas mis variables, en una danza caótica y de imposible cuantificación. Decenas de miles a la vista y quizás millones más dentro del hormiguero.
Es como si estuviese escuchando a la “brigada Talibán”, defensora de las esencias del tradingtradicional desde hace cien años: “¡el tipo se ha vuelto loco! ¡Nunca pereció muy cuerdo, pero ahora ya ha perdido el poco juicio que parecía tener! Pero, ¿acaso pretende hacernos creer que para operar en los mercados hay que conocer de teorías del caos, sistemas complejos y funciones no lineales?”
Evidentemente que NO. Para operar en los mercados lo único que hace falta es comprar a un buen precio y vender a otro mejor. Sólo eso. La experiencia y la prudencia, ayudan; pero no se necesita mucho más.
Entonces, ¿para qué meternos en todas estas extrañas profundidades teóricas?
Para operar en los mercados lo único que hace falta es comprar a un buen precio y vender a otro mejor. Sólo eso.
En primer lugar, porque hace tiempo que algunos amigos me insistían en que lo pusiera por escrito; en segundo, porque no he descubierto en la “tradersfera” hispana documentación de este estilo, y me parecía una lástima, como si nadie se preocupase por ello, o como si a nadie le importase; y, en tercero, porque ahora me apetece hacerlo. Y probablemente durará hasta que vosotros, lectores, dejéis de interesaros o yo me canse y prefiera dedicarme a otra cosa. Lo que ocurra antes.
Como alguna vez expliqué, para mí el trading se parece mucho a un reloj clásico, de esos de bolsillo y con cadena. Por el lado de las manecillas, hay unas reglas sencillas y todos aprendemos de muy pequeños a leer las horas. Ahora estamos en el otro lado, el del mecanismo, intentando descubrir (hasta donde nos sea posible) cuales son los principios físicos y mecánicos bajo los que ese enjambre de ruedas, ruedecillas y muelles, funcionan, por grupos y en conjunto. Si a alguien no le apetece, que vuelva del lado de las manecillas, que incluso en esta misma web encontrará bastante de eso.
Esto que sigue es SÓLO para vosotros, traders 3.0. Porque sois unos valientes y no os da miedo mirar a la complejidad a los ojos y desafiarla.
De todos modos sé [porque a muchos os conozco, y a otros os intuyo] que existe un grupo de traders que NO SE CONFORMAN [no nos conformamos] con explicaciones simplistas y trazos gruesos. Yo os llamo «traders 3.0» y sois aquellos que aspiran más al conocimiento que a la simple información. Que no nos creemos las explicaciones tradicionales y siempre queremos más. Esto que sigue es SÓLO para vosotros, que lo sepáis. Porque sois unos valientes y no os da miedo mirar a la complejidad a los ojos y desafiarla.
Pero como somos muchos más de los que creéis/creemos, estaría bien y sería de agradecer que, si os gusta el fondo y la forma de estos artículos, los impulsaseis a través de RT en las RR.SS. [hay unos bonitos botones al principio y final de todas las entradas para hacerlo], porque así ayudaréis a otros Traders 3.0 a descubrirlos y a seguir creciendo desde aquí. [Ya veis que este sitio web NO LLEVA PUBLICIDAD, sí que no hay clickbait oculto, simple afán de compartir y aportar].
Por si queréis echar un vistazo ordenado aquí tenéis un listado de los artículos que, por ahora, hemos dedicado al tema:
Allí estaban todas mis variables, en una danza caótica y de imposible cuantificación. Decenas de miles a la vista y quizás millones más dentro del hormiguero.
Un día u otro teníamos que llegar a este punto. Y llegó el día.
Te lo advierto antes de empezar: si eres feliz con las cosas que aprendiste hasta hoy sobre trading y los mercados, y ese conocimiento te han colmado de dicha y éxito, vuelve atrás y no pases de aquí.
Si aplicas una fuerza, pasa X; y si aplicas el doble de fuerza debería pasar 2X… Pero en trading, eso NO pasa prácticamente NUNCA. Y lo sabes.
Pero si tu mente cuadriculada de técnico no se conforma con todas esas explicaciones, te pasa como a mí, y vas a seguir incómodo e intranquilo hasta que abras esa puerta.
Tu mente (como la mía) no entiende por qué en el trading NO funciona lo que nos enseñaron desde el colegio, lo que desde siempre se mostró como cierto: si aplicas una fuerza, pasa X; y si aplicas el doble de fuerza debería pasar 2X… Y en trading, eso NO pasa prácticamente NUNCA.
Nueva oportunidad para dejarlo aquí. En serio, hay millones de webs que te explicarán que esto del trading es fácil, que es cuestión de seguir cuatro reglas sencillas y ya puedes ir pensando en dejar tu aburrido trabajo y a tu insoportable jefe.
Es el momento de escoger, Neo: «pastilla roja» o «pastilla azul»
¿Sigues aquí? Pues, ¡sea! Tú lo has querido.
LOS MERCADOS SON UN SISTEMA
¡TODO es un SISTEMA, maldita sea! El universo entero es un puñetero sistema. Lo grande, lo pequeño y lo infinitesimal son siempre SISTEMAS. Y, como decía mi admirado profesor (el de “no me lo expliques, ¡hazlo!” o “le sobran la mitad de líneas a ese código”), todo problema se define y se resuelve descubriendo antes a qué tipo de sistema nos enfrentamos.
Muy bien, querid@: ¿te has sentado alguna vez a pensar QUÉ TIPO de sistema son los mercados financieros?
Te voy a ayudar: para nuestra fortuna, los mercados financieros son un SISTEMA que INTERCAMBIA INFORMACIÓN, y eso es para nosotros una excelente noticia, porque si no lo íbamos a tener muy crudo.
Todo problema se define y se resuelve descubriendo a qué tipo de sistema nos enfrentamos.
Y ahora es cuando te descubro la segunda característica apreciable de este portentoso sistema: es un SISTEMA NO LINEAL. Y nuestra cabecita de técnicos está acostumbrada a los sistemas lineales; a que si A -> B y si 2A -> 2B. Pero este sistema NO funciona así (y lo sabes bien, aunque hasta hoy te lo estuvieras negando a ti mismo).
Ante esa perspectiva sólo hay dos posibilidades:
cerrar los ojos, hacer ver que sí, inventarse reglas simples que funcionen (o no) en un tanto por ciento aceptable; o,
asumirlo y volver a la Teoría Matemática de Caos, que es donde mejor se nos explica cómo funcionan estos sistemas no lineales.
UNOS GRAMOS DE TEORÍA DEL CAOS
«Unos gramos» quiere decir un par de apuntes; lo suficiente para entender el problema y poder cambiar nuestro esquema mental, sin llegar al dolor de cabeza.
Durante muchos años, de hecho hasta finales del siglo XIX, los científicos estaban convencidos que bastaba con el conocimiento de unas cuantas leyes físicas para poder predecir cualquier suceso en el tiempo y el espacio. Bastaba con tener la Ley bien definida y aplicarla con precisión. A eso se le llamaba “determinismo”.
Pero pronto empezaron los problemas. Gracias a Newton podían conocer con perfecta exactitud la posición de 2 cuerpos en el espacio en un momento concreto. A esto se le conoce como “el problema de los 2 cuerpos”. Sin embargo, ese mismo problema, pero planteado con 3 cuerpos hasta el día de hoy NO ha podido ser resuelto. (Realmente se puede predecir la posición de los cuerpos, pero utilizando aproximaciones numéricas). El determinismo estaba malherido, porque una “bestia” desconocida se había colado por una rendija.
Saltamos hasta 1961. Un matemático y meteorólogo estadounidense llamado Edward Lorentz, sería el primero que, por accidente, llegó a descubrir la “bestia” desconocida.
El famoso «atractor» de Lorentz
Un día trabajaba en su ordenador haciendo cálculos y predicciones del clima, como de costumbre. Quiso volver a rehacer ciertas simulaciones pasadas pero, para ganar tiempo (este tipo de cálculos complejos predictivos son muy largos, incluso en los más potentes ordenadores), empezó en un punto intermedio y redondeó algo los valores, nada más allá de una milésima o diezmilésima de un valor previo.
Pero para su sorpresa, la computadora le devolvió resultados completamente diferentes a los que obtuvo en la primera simulación. Lorentz conocía la complejidad del “sistema” de la física atmosférica, pero que pequeñísimas variaciones acabasen generando escenarios que prácticamente no se parecían en NADA, lo dejó perplejo. Todo ello por la modificación de una milésima en un cálculo intermedio. (Este es el origen del famoso “Efecto Mariposa”, pequeños cambios imperceptibles pueden causar efectos enormes al final del proceso o al otro lado del planeta).
El descubrimiento de Lorentz abrió todo un debate en el campo de las matemáticas y la Ciencia en general.
La Teoría del Caos se aplica a sistemas como la dinámica de fluidos, la formación de los cristales de hielo, las epidemias y, efectivamente, los mercados financieros.
Estábamos acostumbrados a encarar sistemas lineales: por ejemplo, si disparamos un cañón y corregíamos unos grados su inclinación, la bala caerá en un lugar próximo al anterior, un poco más cerca o un poco más lejos; pero en un “sistema” como el que Lorentz acababa de descubrir, con una desviación mínima, el obús podía ir directamente a la Luna, o a Marte.
Estos sistemas de comportamiento aparentemente impredecible, eran en realidad, muy sensibles a las condiciones iniciales. Y es aquí donde nace la Teoría Matemática del Caos. La Teoría del Caos se encarga de estudiar este tipo de sistemas.
Y, a partir de ese punto se empezaron a descubrir una larga serie de sistemas que se ajustaban a esos principios matemáticos, como, por ejemplo el movimiento de fluidos, la formación de los cristales de hielo, el péndulo magnético, las epidemias infecciosas y, efectivamente, los mercados financieros.
Así que, resumiendo: el de los mercados financieros es (por ahora) un SISTEMA no lineal, de tipo caótico y que intercambia información.
La vida era más fácil antes, con el HCH y cuatro reglas simples, ¿verdad?
Les advertí que no pasasen la línea… Ahora ya están perdidos.
Por si quieres echar un vistazo aquí tienes otros artículos que he dedicado al tema:
Allí estaban todas mis variables, en una danza caótica y de imposible cuantificación. Decenas de miles a la vista y quizás millones más dentro del hormiguero.
¿Por qué abordo el trading como lo hago, saltándome la tradición y las convenciones casi sagradas?
La respuesta es fácil: porque hasta hoy, nadie ha sabido contestar y/o argumentar correctamente DOS simples preguntas que siempre formulo:
1.- ¿Son los datos del mercado bursátil “datos”?
Difícilmente nadie se atreve a poner en duda algo tan evidente
2.- Si los datos bursátiles son “datos”, ¿por qué han de tratarse de una forma distinta al resto de datos en cualquier otro contexto?
Aquí los escépticos y tradicionalistas, dudan; incluso algunos parecen preguntarse realmente “¿lo hacemos?”
En este punto es donde intento que hagan memoria y que intenten recordar si JAMÁS en una reunión o convención de cualquier tipo (científica, médica, económica, financiera, o cualquier otra donde se manejen datos y gráficos) EN ALGÚN CASO han escuchado al interviniente mencionar, por ejemplo, un hombro-cabeza-hombro (HCH).
¿Imaginan un médico explicando que en determinada región sanitaria en el futuro se producirá una explosión demográfica porque la gráfica poblacional ha dibujado un HCHinvertido?
¿Les parecería un argumento ridículo? ¿Fuera de contexto? Y cuando se trata de una cotización, ¿no se lo parece? ¿Por qué?
Si los datos bursátiles son “datos”, ¿por qué han de tratarse de forma distinta a como se tratan el resto de datos?
¿Imaginan un director financiero asegurando que como los números de la compañía han hecho un “doble suelo” ya no hay nada que temer, o que la facturación crecerá porque “taparemos un gap de hace 5 años y los gaps siempre se acaban tapando”?
¿Imaginan un epidemiólogo diciendo que, como la gráfica de los contagios han formado un triángulo, «romperá por arriba o por abajo, pero siempre con volumen»?
¿De verdad serían capaces de acudir al director de su banco a pedir un crédito, porque la facturación de su empresa «ha formado una taza con asa» y a partir de ahora crecerá imparablemente?
Y ahí es cuando vuelvo al origen y repito la pregunta:
Si los datos bursátiles son “datos”, ¿por qué han de tratarse de una forma distinta a como se tratan los datos en el resto de especialidades?
En general, la controversia termina aquí. Me despido amablemente y los dejo con su confusión.
¿De verdad serían capaces de acudir al director de su banco a pedir un crédito, porque la facturación de su empresa «ha formado una taza con asa»?
MIS CONTRADICCIONES Y YO (O, QUIZÁS NO)
Como me conocen ya saben que no me duele ser sincero. En este punto alguien me podría acusar de utilizar o haber utilizado todos o algunos de esos “recursos mágicos” de los más arriba mencionados en algunos de mis comentarios para justificar operaciones concretas. Y tendrán toda la razón. Lo he hecho, lo hago y lo seguiré haciendo en el futuro.
¿Y como puedo, al mismo tiempo, sostener una cosa y la contraria? Bueno, todavía no he escrito la entrada sobre las “profecías de autocumplimiento”, pero lo haré.
De hecho, este “maletín de recursos” SÓLO para traders (no existe ni de lejos en ningún otro modelo de análisis de datos de ninguna otra especialidad) basado en los dibujitos con carácter profético que el precio traza sobre un gráfico ha sido tan asumido por una masa tal de traders que acaba cumpliéndose en ocasiones, simplemente por el convencimiento y aceptación de muchos de ellos de que se cumplirá. Es una maniobra realmente hábil para predecir los movimientos de una masa acrítica y convencida.
Así que, ES CIERTO, en la primera parte les señalé que todo eso tiene poca o ninguna consistencia; pero si no me hacen caso, tampoco tengo ningún problema en ponerme en la contraparte, sumarme a los tiburones (en mi tamaño mini) y aprovecharme de quien prefiera no hacerme caso y confiar ciega y acríticamente en pamplinas. Como decía la canción: “lo siento mucho; la vida es así, no la he inventado yo”.
Este es, y debe ser, un artículo en varios movimientos, como un concierto barroco. Es el «castigo» (espero que amable) que merecen todos aquellos que me piden algo de base teórica para saber por dónde deambula mi alocada cabeza.
…»O Yo o el Caos»
No ha mucho publiqué un twit en el que, ante la disyuntiva del «o yo o el caos» me manifestaba completamente favorable a escoger siempre el caos. Aunque el contexto era otro, yo jugué con un doble sentido que hoy pienso desvelar.
Matemáticamente pocas cosas tan hermosas y apasionantes como la Teoría del Caos, una bestia esquiva que esconde en su interior todo lo que puede ser, lo que podría llegar a ser y lo que nunca será.
Y, para mí y en el trading, el caos vive en toda la parte en blanco que hay a la derecha de la última vela dibujada. Ese es mi caos, al que amo y respeto, porque sé que nunca alcanzaré.
En el trading, el caos es toda la parte en blanco que hay a la derecha de la última vela dibujada
¿Es en Trading lo Teórico Inútil?
Empezaré con unos fragmentos extraídos del weblog Complejidad del físico y catedrático Miguel A. F. Sanjuán, un catedrático de física leonés de fama mundial en el campo del caos y los sistemas complejos:
«Tradicionalmente estamos acostumbrados a pensar en ciencia teórica y en ciencia aplicada, sin embargo la teoría de la complejidad está estableciendo una nueva relación entre la ciencia teórica y la aplicada. Esta reflexión, debida al físico israelí Sorin Solomon, profesor de la Hebrew University of Jerusalén, establece que (…) cuando la tecnología actúa sobre la información, la ciencia aplicada consiste frecuentemente en operaciones de tipo abstracto aplicadas a temas de la información de la vida real. De modo que deberíamos acostumbrarnos a la expresión Ciencia Aplicada Teórica«.
«Ciencia Aplicada Teórica». Salvando las evidentes distancias, ¿a qué viene esto? Pues, a mi extraordinaria tozudez en mirarme constantemente los mercados financieros con ojos de extraño. De niño, sería mejor decir. En exigirme continuamente el “desaprendizaje” de lo poco que sé para ser capaz de entender lo evidente que, por obvio, a veces se nos escapa.
Los niños tienen la extraordinaria facultad de hacer preguntas simples y, en su aparente simplicidad, de vez en cuando nos meten en serios apuros.
Darwin Pensó como un Niño
Cuando Charles Darwin paseaba por parajes americanos, descubriendo cada día docenas de nuevas especies de animales e insectos, quizás no dejara de preguntarse “¿por qué tanta diversidad?” o, mejor, “¿para qué tanta diversidad?” Seguramente sería la pregunta que haría cualquier niño. Sincera, espontánea y tremendamente lógica.
Sin duda, a cualquier niño de la época le explicarían la misma razón que Darwin habría escuchado mil veces de pequeño: que «Dios lo quiso y lo creó así«. Tema zanjado y sin réplica posible.
Sin embargo, Darwin (que no era en absoluto ateo, más bien todo lo contrario) siguió pensando en el problema y acabó desarrollando una explicación mejor, científica y plausible. Su mérito fue el de seguir preguntándose como un niño y atreverse a afrontar una respuesta diferente.
Respuesta que, todo sea dicho, le causó todo tipo de burlas y descalificaciones por parte de los sectores más tradicionalistas y reaccionarios. Pero, tenía razón.
Mandelbrot y la Hipótesis Tóxica
Hace ya 40 años, Benoît Mandelbrot, uno de los matemáticos más que eminentes de nuestros tiempos (es el padre de los fractales) ya había demostrado que la hipótesis de los mercados eficientes era matemáticamente incorrecta. Hizo algunos cálculos y concluyó que si la hipótesis fuera correcta, la probabilidad de que un índice de Bolsa cayera un 7% en un determinado día sería tan baja que sólo ocurriría una vez cada 300.000 años. Sin embargo, sólo en los últimos 100 eso ha ocurrido en medio centenar de ocasiones.
Efectivamente, los mercados NO son eficientes. Se pueden llenar de productos tóxicos y colapsarse. Ya quedó demostrado en 2008. Pero mantener esa tesis justificaba la oposición frontal a su regulación.
Hace ya 40 años, Benoît Mandelbrot demostró que la hipótesis de los mercados eficientes era matemáticamente incorrecta.
Curiosamente, alguno de los creadores más destacados de la teoría de los mercados eficientes como William Sharpe, Harry Markowitz y Merton Miller recibieron el Nobel de Economía en 1990 precisamente por sostener que sí que lo eran. Pero también Myron Scholes y Robert Merton lo recibieron en 1997 y ambos estaban en el consejo rector del más famoso de los hedge funds quebrados, el Long Term Capital Management, que colapsó con estrépito en octubre de 1998.
Todo eso llevó a escribir cosas tan impactantes como la columna titulada “Eliminen el Premio Nobel de Economía” en la que Christopher Swann, prestigioso columnista de Reuters, publicó en 2009 en distintos medios.
Y en este punto es cuando un niño tira de la pernera de mi pantalón y me pregunta: “señor mayor, ¿por qué los matemáticos no se hacen ricos en los mercados?” Y yo le contesto que se vaya a jugar mientras pienso en la respuesta. ¡Maldita lógica infantil!
Por si quieres echar un vistazo aquí tienes otros artículos que he dedicado al tema:
Allí estaban todas mis variables, en una danza caótica y de imposible cuantificación. Decenas de miles a la vista y quizás millones más dentro del hormiguero.
Releyendo la entrada anterior me preguntaba si muchos de los lectores no se sentirían algo incrédulos ante la posibilidad de desvelar algo de los impenetrables mercados sólo a través de cinco escuálidos datos numéricos.
Así que no me podido resistir a la tentación de utilizar un ejemplo tan breve como esclarecedor. Desde hace ya algunos años sabemos que toda la vida, en todas sus formas y matices nace por combinación de sólo cuatro elementos (nucleótidos).
Si nuestro código genético (y el de todas las formas de vida conocidas) resulta de la diferente ordenación de esos 4 elementos básicos, contar con cinco datos numéricos debería llevarnos casi hasta el entusiasmo.
Toda la vida, en todas sus formas y matices nace por combinación de sólo cuatro elementos
Quizás no estamos tan inermes como algunos les pueda parecer.
Con Sólo 5 Datos (Para Desvelar Todos Los Misterios)
Son sólo CINCO DATOS BÁSICOS. Y no tenemos mucho más. Puede parecer poco, pero si sabemos utilizarlos, es bastante.
Para empezar necesitamos datos fiables obtenidos de fuentes fiables. Datos inequívocamente ciertos. ¿Existe eso en los mercados?
Afortunadamente, sí. Absolutamente en todos los mercados y en todos los activos cotizados disponemos de cinco datos públicos, accesibles y en los que existe un completo consenso. En todos los casos y para todos los activos cotizados tenemos un precio de Apertura, un precio de Cierre, un precio Máximo, un precio Mínimo y un Volumen negociado (en este caso, con alguna salvedad). Cinco datos.
Necesitamos datos fiables obtenidos de fuentes fiables. Datos inequívocamente ciertos. ¿Existe eso en los mercados?
Seguramente a la mayoría les parecerá poco. Realmente no es mucho, sobre todo teniendo en cuenta que la prensa económica llena páginas y más páginas a diario con todo tipo de información económica más allá de estos cinco escuálidos datos. Pero, desde el punto de vista de la Teoría de la Información (TI), son datos inequívocamente fiables: apertura, cierre, máximo, mínimo y volumen.
La ventaja que ofrecen estos datos es que son numéricos y, por lo tanto, nos permiten operar con ellos. Es, precisamente en operar sobre todos o algunos de estos cinco datos en lo que se basan los indicadores técnicos.
Espero no haber cansado innecesariamente al lector pues, en este punto, queda ya explicado por qué decidí centrar mis trabajos en investigar los indicadores técnicos.
Como ya he comentado en alguna ocasión, los indicadores técnicos existentes son muchos y, por lo general, de un nivel matemático muy alto. Sus fundamentos teóricos han sido firmemente probados y, todos aquellos que ahora podemos incluir junto a nuestros gráficos, son fiables. Así que, eso nos lleva forzosamente a plantearnos dos nuevas preguntas:
¿Para qué más indicadores, si ya hay tantos?; y,
Si son tan buenos, ¿por qué, entonces, no aciertan siempre?
Para empezar, en muchas ocasiones, los usuarios no somos capaces de entenderlos y aplicarlos correctamente. Pero, en el caso de que sí seamos capaces, hay alguna otra explicación más.
Volvamos a la TI. Cuando nos limitamos a trabajar con los cinco datos numéricos básicos de la cotización, lo hacemos convencidos de que son fiables, pero también de que son sólo una pequeña parte de la información total del sistema que rige los mercados.
Hay dos vías para ampliar las posibilidades de estas herramientas: el Big Data (BD) y los algoritmos de 2ª Generación (2G)
Esa es la razón por la que no hay ningún indicador técnico infalible. Cada uno de los indicadores técnicos representa alguna característica importante, pero siempre parcial. En los mercados hay flujos de información relevante que todavía no somos capaces de incluir en nuestras ecuaciones. Identificarla, muestrearla e incorporarla es un bonito desafío. Pero, antes de eso, que es un trabajo muy complejo y que seguramente desbordaría mis capacidades, afortunadamente hay algunas posibilidades de mejora en el campo de los indicadores técnicos ya existentes.
Por ello, hay dos vías para estudiar y ampliar las posibilidades de esas herramientas: la primera, por la vía exhaustiva, tomando las herramientas propias del Big Data y explorando todas las posibles relaciones entre variables definidas e indefinidas, visibles y ocultas, intentando incorporar nuevas explicaciones a través de los datos presentes. Evidentemente esta tarea excede en mucho mis conocimientos y capacidad de proceso.
«Cuando abordamos un problema, puede que no sepamos su solución, pero tenemos intuición, un conocimiento cada vez mayor y ciertas ideas de qué andamos buscando. Cuando nos enfrentamos a un misterio, sin embargo, sólo podemos quedarnos mirando fijamente, maravillados y desconcertados, sin siquiera saber qué aspecto tendría una explicación.»